Las habitaciones del Hotel 1935

Imagina sentir el calor de un rayo de sol al despertar. Imagina abrir los ojos y encontrarte una luz cálida que te desea buenos días mientras de quitas la pereza  de encima y te acurrucas entre tejidos suaves. Pones los pies en el suelo y unas zapatillas esponjosas te acompañan hasta el baño. Te miras al espejo, haces buena cara, te lavas las manos y hueles para comprobar la fragancia y frescor de un jabón afrutado.

Vuelves a la cama, pero antes aprovechas para prepararte el primer café del día mientras lees los titulares del diario. Lo acompañas con una cucharada de azúcar para endulzarlo y vuelves a sentarte para darte cuenta de los pequeños detalles y acabados de los muebles de la habitación.

Saborea la experiencia de dormir en una de nuestras habitaciones, para ser consciente y agradecer aquello que no muy a menudo nos damos el permiso de sentir. Las habitaciones del Hotel 1935 son un sueño hecho realidad.

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